Aguja de inyectadora en frasco de biológico para una vacuna


¿Qué son las vacunas?

Una vacuna es una preparación destinada a estimular la producción de anticuerpos y generar inmunidad adquirida contra una enfermedad. Generalmente, una vacuna contiene un agente conformado por: suspensión de microorganismos muertos o atenuados, o de productos o derivados de microorganismos, tales como sus toxinas o una de sus proteínas de superficie. Ese agente estimula el sistema inmunológico del cuerpo a reconocerlo como una amenaza, destruirla y guardar un registro del mismo, de modo que el sistema inmune puede reconocer y destruir más fácilmente cualquiera de estos microorganismos que encuentre más adelante. Las vacunas se usan con carácter profiláctico, es decir, para prevenir o aminorar los efectos de una futura infección por algún patógeno natural o "salvaje" y Se suele decir que la persona vacunada está inmunizada frente a ese microorganismo concreto.

El método más habitual para administrar las vacunas es la inyección, aunque algunas se administran con un vaporizador nasal u oral.

Historia de las vacunas

La historia de las vacunas se remonta a la antigua China donde existen escritos del siglo XI referidos a una forma primitiva de vacunación, conocida como "variolización". En la variolización se inoculaba pus de la viruela (de ahí el término variolización) para provocar esta enfermedad en una forma atenuada e inmunizar así al paciente. Este procedimiento no estaba exento de riesgos, y un cierto número de «variolizados» contraían la viruela en una forma grave y morían. 

Este procedimiento fue introducido en Gran Bretaña, en 1721, por Lady Mary Wortley Montagu. 

En 1760 Daniel Bernoulli, matemático, estadístico y médico suizo, presentó un estudio en el cual concluía que la variolación protegía contra la viruela y confería inmunidad de por vida. Es de hacer notar que este trabajo se publicó 38 años antes de la introducción del método de vacunación por el británico Edward Jenner.


Edwar Jenner, padre de la inmunología


Edward Jenner,  médico rural inglés que en 1796 llevó a cabo su experimento de inmunización con linfa de viruela vacuna; es decir, de una forma de viruela propia de las vacas (de ahí el nombre de vacuna). La idea se le ocurrió al escuchar a una granjera de su pueblo decir que ella no cogería la viruela mala porque ya había cogido la de las vacas. Esta mujer decía esto porque la viruela de las vacas era una enfermedad que producía una erupción en sus ubres, y los ordeñadores de las vacas podían contraer esta enfermedad, la cual les protegía frente a la viruela de los humanos. Jenner, que era un profundo observador, estuvo veinte años estudiando este fenómeno y la forma de desarrollar el método de inmunización, que culminó con la creación de su vacuna